Con las altas temperaturas son necesarias las revisiones periódicas, preventivas y correctoras encaminadas a mejorar diversos aspectos como la seguridad, la salubridad e higiene de las instalaciones con riesgo de dispersión de Legionella.
Instalaciones sanitarias, turísticas, de ocio, deportivas, hostelería y restauración son los principales espacios afectados por la dispersión de la bacteria.
Los contagios por la bacteria Legionella pneumophilla son una constante durante los meses de calor. Este año, las altas temperaturas se han adelantado al verano y con él, han llegado los primeros brotes de Legionella. El último ha sido el registrado en un hotel de Girona que cerró preventivamente sus instalaciones después de que el pasado jueves se detectaran tres casos de legionelosis entre turistas franceses.
En estas fechas, las condiciones ambientales favorecen la proliferación de la bacteria de la Legionella, que entraña un riesgo para la salud y causa problemas de infecciones cuando existe una elevada concentración de este organismo, afectando especialmente a ancianos y a personas con un sistema inmunológico debilitado. Por ello se advierte del riesgo de dispersión de Legionella por las altas temperaturas. Asimismo desde ANECPLA (Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas) exige un mayor control a las autoridades, con el fin de incentivar las inspecciones para comprobar que los programas de mantenimiento de las instalaciones se hacen conforme a la legalidad y no sólo cuando se produce algún brote/ caso de legionella.
Las altas temperaturas hacen que se pongan en funcionamiento los sistemas de refrigeración y aire acondicionado vinculados a torres de refrigeración, sistemas de distribución de agua caliente sanitaria, condensadores evaporativos, sistemas de aerosolización, pulverización o nebulización de agua destinados al confort térmico o la conservación de alimentos –habituales en fruterías, pescaderías o almacenes vinculados a la industria alimentaria-, todas ellas consideradas instalaciones de riesgo pues en ellas puede desarrollarse la bacteria causante de la enfermedad. En este sentido se insiste en que en estas fechas y con la llegada del calor, son aún más necesarias las analíticas de agua, las revisiones periódicas, preventivas y correctoras encaminadas a mejorar diversos aspectos como la seguridad, la salubridad e higiene de las instalaciones con riesgo de dispersión de Legionella. De este modo, “las instalaciones sanitarias (hospitales, clínicas y residencias), turísticas (hoteles, campings), de ocio (spas y piscinas), instalaciones deportivas, y hostelería y restauración (terrazas, bares) son los que más deben extremar la precaución, como principales espacios afectados por la bacteria”.
Menos controles y mantenimiento, a consecuencia de la crisis
Si bien, el uso de torres de refrigeración y otros sistemas requieren un mantenimiento riguroso para que no suponga ningún riesgo para la población, es fundamental que los titulares de las instalaciones tengan una mayor conciencia del riego que supone un mantenimiento no adecuado.
“En los últimos años, a causa de la crisis económica, las empresas tienden a reducir el número de controles y mantenimiento, algo que preocupa enormemente ya que en España se registra una media de 45 brotes anuales, además de que esta enfermedad puede causar la muerte en un 20% de los casos, cuando no se trata correctamente”.
Medidas preventivas
Entre las medidas preventivas destacan aquellas que se dirigen a evitar las condiciones que favorecen la colonización, multiplicación y dispersión de Legionella: temperaturas adecuadas para su crecimiento (de 25-45 ºC y especialmente en presencia de suciedad), estancamiento del agua, acumulación de sustratos o de productos que sirven de alimento para la bacteria. Además de la limpieza, la desinfección de las fuentes ambientales contaminantes sigue siendo la principal medida de control empleada.
Por último, desde ANECPLA se aconseja a aquellas empresas o centros que precisen los servicios de prevención y control de Legionella que sean extremadamente exigentes a la hora de elegir a los profesionales y a las empresas contratadas: deben estar inscritas en el Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Plaguicidas/Biocidas; el personal técnico debe estar en posesión del carné oficial que le certifique como especialista; y los productos utilizados deben estar registrados y autorizados por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.